¿Han notado que cada vez hay más personas que no se quieren vacunar por el mero hecho de que no es obligatorio? Para la mayoría de la población es a huevo, es una responsabilidad social, estamos conscientes de que es un experimento, pero aun así acudimos a vacunarnos porque el nivel de emergencia es tal, que entendemos que no hay de otra. Sabemos que las vacunas no reducen el contagio o aumentan la inmunidad, simplemente son para que la COVID-19 no te dé tan duro que te mate. Esto quiere decir que aún tenemos que cuidarnos y mantener todas las medidas de seguridad e higiene, nos gusten o no.
¿Pero qué va a pasar cuando termine la pandemia de COVID-19?
En varios lugares del mundo ya se habla de pasaportes de vacunación no solo para poder viajar pero también para poder hacer cosas de la vida diaria como ir a un restaurante o aplicar para un trabajo, también se hemos visto en ciertos lugares que el precio de los servicios de salud cambia si estas vacunado o no, los gobiernos del mundo dirán que no es obligatorio pero lo van haciendo obligatorio de manera tácita y creando leyes y reglas, muchas veces por decreto, para ir logrando que todos se vacunen. El futuro es incierto, esta nueva forma de control es algo que se ve que le está gustando a los gobiernos, te da autoridad moral y además crea encono entre la gente, vacunados VS no vacunados, nada como insertar un poco de caos y peleas para poder mantener el control. Como la COVID-19 expuso la ineptitud de todos los gobiernos el circo político se ha intensificado, en occidente ya no hay país donde no haya más teatro que acción, lo mismo con India y Japón y por su parte China solo da señales de intensificar el control totalitario y todo con la excusa de detener al virus.
Recuperar las líneas de producción y distribución se antoja muy difícil, al parecer menos gente quiere esos trabajos, pero todo el mundo quiere seguir consumiendo como si nada pasara, y ahora más porque el e-commerce se ha disparado. Encima la impresión de dinero hace que más gente de a pie entre a los mercados de valores o consuma de forma impulsiva. Para poder mantener una economía así de dependiente es necesario un cierto control o puede ser que el poder y la riqueza cambien de manos gracias al caos creado por la pandemia.
La nueva variante Ómicron (b.1.1.529)
Lo único más o menos seguro que sabemos es que es más contagiosa y ya con eso mucha gente no va a querer vacunarse, van a argumentar “¿para qué me vacuno? Si de todas formas me voy a contagiar” y no se trata de eso, no entienden que la vacuna no evita el contagio ni te da inmunidad, la vacuna es para no morir y no saturar el sistema de salud, los cuidados deben de continuar con variantes o no, de hecho, esta nueva variante la cual se cree al momento que es 500% más contagiosa no cambia nada, no debemos de bajar la guardia en mi opinión. Descubierta el 9 de noviembre en África, particularmente al sur del continente ya hay casos en otros países así que World War Covid continua y de hecho el enemigo se fortalece. No hay duda del pánico, todos los mercados sangran por el temor de la nueva variante.
Nos encanta especular.
Las empresas desde hace tiempo ya tienen igual o más poder que los gobiernos, no hay duda de que muchas de las decisiones mundiales se toman en lugares como Wall Street por personas cuyo interés es otro que no es el bien de todos. Sin duda la tecnología nos hace más libres, pero también da medios de control a los gobiernos y empresas, todo apunta a que nuestra información biométrica nunca ha sido tan importante como ahora, particularmente la base de datos donde se registre que vacuna traes y cuando te la aplicaron.
Ahora resulta que según la marca de la vacuna es a donde puedes viajar y muy probable los lugares a los que podrás entrar o también cuánto te costará un cierto servicio, solo el tiempo dirá cual es mejor, ahorita lo que importa es que cualquier vacuna es la mejor vacuna.
Dos ideas no incorrectas se oponen y viven en el mismo contexto, por un lado, está nuestra responsabilidad de vacunarnos ya que la emergencia es real y por el otro lado está defender nuestra libertad de poder decidir sin que gobiernos y/o empresas crean que pueden controlarlo todo.