El pasado 4 de junio tomaron lugar las elecciones para gobernar en el Estado de México, conocido bastión del PRI, cuna del grupo Atlacomulco, uno de los estados más poblados de México y de América Latina, aporta buena parte del padrón electoral y además produce una buena parte del dinero de todo el país. La piedra del infinito que le hacía falta a AMLO para hacer más poderoso su guantelete de autoritarismo. Para no variar las encuestas previas a la elección no se cumplieron, en efecto, las encuestas no votan, pero siempre tuvieron claro al ganador.